miércoles, 27 de agosto de 2008

Tedeja exhibe su fortaleza

La campaña arqueológica saca a la luz un lienzo de muralla y un torreón y perfila la silueta del castillo para hacerla visible desde Trespaderne y el cañón de La Horadada

Gustavo Basurto/ Trespaderne

El castillo de Tedeja, una de las joyas arqueológicas necesarias para comprender la relevancia histórica del norte burgalés, ha dejado de ser el sueño de unos pocos, para mostrar ya a visitantes y vecinos de Trespaderne la silueta de lo que debió ser un orgulloso baluarte sobre la puerta natural del cañón de La Horadada.

El sueño comenzó allá por el año 1981 cuando Roberto Fernández, presidente de la Asociación Tedeja, impulsora de la recuperación del castillo, dio con los primeros restos en la cima del monte que da entrada al desfiladero de La Horadada desde Trespaderne . Desde entonces se han sucedido varias campañas de excavaciones, la última de las cuales, iniciada el pasado 1 de julio y que proseguirá al menos hasta finales de octubre, ha permitido descubrir un nuevo tramo de muralla rematada por un torreón, el cuarto de los aparecidos desde que comenzó a excavarse en el recinto, que a su vez sirve de cierre al perímetro amurallado por su flanco suroeste, dando vista al cañón y en una zona donde el castillo ya se defiende solo con el corte natural de la montaña.

Pero la presente campaña arqueológica está más orientada a la consolidación y puesta en valor de todo lo aparecido en las intervenciones anteriores que de búsqueda de nuevos restos. Se trata, por decirlo de alguna manera, de dar forma a aquel sueño primero y que los fuertes muros de Tedeja y sus torreones sean visibles desde Trespaderne y el desfiladero de La Horadada.
«Lo que estamos haciendo este año ayuda a la investigación, pero está más planteado de cara a los visitantes; es una fase más de puesta en valor que puramente de investigación», explica la arqueóloga María Negredo, de Aratikos Arqueólogos S.L., la empresa que ejecuta la intervención.
La campaña, que también ha propiciado hallazgos interesantes en los restos de la vecina ermita de San Fermín, en Tartalés de Cilla, se afronta con un presupuesto de 173.000 euros procedentes en un 75% del centro de desarrollo rural Ceder-Merindades y, en el 25% restante, del Ayuntamiento y la Junta Vecinal de Trespaderne, la Junta Vecinal de Tartalés de Cilla y la Asociación Cultural Tedeja.

En el castillo, el objetivo es desenterrar y consolidar el máximo posible del perímetro de la fortaleza, sin excavar en su interior, algo que será objeto de futuras actuaciones. «Lo fundamental es proteger las ruinas, evitar los derrumbes, levantar un plano de todo el recinto, conocer el sistema constructivo y ver las secuencias de ocupación», detalla la arqueóloga. La documentación disponible y las sucesivas investigaciones emprendidas desde que en los años 90 se iniciaron los primeros trabajos, de la mano de Ramón Bohigas e Ignacio Ruiz Vélez, codirectores del yacimiento, atestiguan que el castillo de Tedeja estuvo ocupado desde época Tardorromana (siglos III-IV) hasta la alta y plena Edad Media (siglos X-XIII), cuando tuvo su momento de mayor apogeo.

El tramo de la muralla descubierto este verano, de cuya existencia ya se tenía conocimiento, tiene una anchura de dos metros y está construido con dos muros de piedra y cal y un relleno interno de cascajo. En lo que resta de campaña la idea es seguir abriendo la línea de muralla en dirección al pueblo y el antemuro que tenía el castillo como primera línea de defensa, así como desbrozar la cima de la montaña para que el recinto amurallado sea perfectamente visible desde Trespaderne, al igual que un quinto torreón que apenas se adivina ahora entre escombros de piedra y maleza y que también saldrá a la luz, explica María Negredo, que dirige a un equipo de ocho personas que ejecuta los trabajos. En algunas zonas se han recrecido ligeramente los muros y torres, para perfilar la silueta de la antigua fortaleza, pero siempre delimitando y diferenciado perfectamente con malla y una argamasa distinta las ruinas tal cual estaban de las piedras colocadas a posteriori. El castillo es visitable y al mismo se accede con coche por una pista de tierra desde la estación de Renfe de Trespaderne.

Un sarcófago en honor a San Fermín

En los restos de la antigua ermita de San Fermín, en pleno casco urbano de la pequeña localidad de Tartalés de Cilla, el hallazgo de mayor interés es una parte de la tapa de un sarcófago de piedra con una inscripción en latín que alude a San Fermín. Los expertos creen que se trata de una lauda recordatoria, que hace referencia al enterramiento original del santo en una roca. Además, en el mismo lugar han aparecido restos humanos que podrían pertenecer a las reliquias de San Fermín. La ermita se mantuvo en pie hasta 1945 y buena parte de los restos que se conservan pertenecen a esa época, como una nave lateral, una sacristía, los peldaños de acceso al coro y una pequeña puerta en la pared oeste. La portada, que debió tener cierta entidad, se perdió al hacer las calles del pueblo. Además, se cree que la ermita pudo estar asociada al monasterio de San Martín, cuya existencia se remonta al menos hasta el siglo X.
Pero tanto esta ermita como el castillo de Tedeja forman parte de la denominada ruta arqueológica Cañón de La Horadada, en la que también se incluyen la iglesia de Santa María de Mijangos, de época visigoda, y el yacimiento de Santa María de los Godos, próxima a la carretera que recorre La Horadada y al monte de Tedeja.

Todo este patrimonio arqueológico hay que contextualizarlo en un periodo a partir de la época tardorromana de efervescencia en estos valles del norte burgalés, con intensos movimientos y asentamientos humanos con una misión de control del territorio y que han dejado bajo el peso de los siglos y los escombros, vestigios notables de monasterios, necrópolis y ermitas, testimonio del poder religioso, político y militar de aquellos remotos tiempos.

Fuente: Diario de Burgos
Foto:
Teresa Pérez de Muniaín

No hay comentarios:

Publicar un comentario