lunes, 25 de agosto de 2008

Inundación de color (Diario de Burgos)

El desfile de carrozas previo al pregón sorprendió un año más por su creatividad

Estíbaliz López / Trespaderne

La unión de trogloditas, mariposas, seres mitológicos, personajes del tebeo y de cuentos, romanos, deportistas, demonios, abejas y millonarios sólo podría ser posible en el desfile de carrozas de las fiestas de Trespaderne. Un año más, las peñas se han esmerado y han puesto toda su imaginación en sus creaciones.

El desfile comenzó puntual a las siete de la tarde ante la atenta mirada de un público que esperaba ansioso. Los encargados de encabezarlo fueron los miembros de la asociación de la tercera edad El Priorato. Las charangas con su música abrían paso a la primera de las peñas, X-Kandalo, a los que parecía sobrarles los billetes de dólares.

Les siguió Garito que, con su embarcación, se dirigían a la captura de la ballena. Ellos dieron paso a los de la Angulo y su particular quema de brujas. Los Zánganos se quedaron en el campo y aportaron su propio pajar.

Seguidas llegaron unas saladas galletitas que acompañaban a los personajes de Shrek escondidos bajo los integrantes de Ke Rule. Las Manolas hicieron acto de presencia con sus afilados aguijones de abeja, aunque no picaron a nadie.

Los de Sulfato se trasladaron a los Juegos Olímpicos donde mostraron todas las variedades deportivas llenas de imaginación.

Los asistentes alzaron la mirada para deleitarse con las alegres cometas y ala deltas de Txamizo. Un deporte que seguro no quisieron practicar Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón, llegados de la mano de Colapso.

El Txirin apareció con su emperador, sus romanos y su catapulta que no escatimó en piedras para lanzar a los asistentes al evento. El Golpe, por su parte, se dedicó a cortar troncos de árboles y a levantar piedras como los mejores deportistas vascos.

Mamaloon trajo seres mitológicos y de cuentos fantásticos que atacaron con sus mazas sin compasión. Resaca, finalmente, nos trasladó a la época de los trogloditas.

Todos ellos provocaron los aplausos de un público que supo reconocer el trabajo bien hecho.

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